No hay peor naufragio
que dos cuerpos
sin navegarse
a veces sólo hace falta
reunir una sinfonía
para recordar la pasmosa
fertilidad del tiempo;
para ese entonces los días
ya eran pequeños chasquidos
de sonido,
breves instantes de luz sobre nuestra
ventana
y la medida del tiempo era
el desdoblamiento de
nuestros labios sobre las espaldas
y el recorrer de
la cortina con tu cuerpo de
mariposa
alguna vez te dije que llorar es
otra forma de creernos,
el albor de nuestras voces pa(u)sadas,
y en preludio de nuestras sombras escucho
el raquítico graznido del jilguero
que anuncia el relevo
de tu ausencia
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