Esas noches metálicas,
platónicas en mí,
en que alguien más
ve tus tontos rizos,
que alguien más
los toca y destila
en sedas suaves y cálidas,
son esas noches
las que mi tonto corazón no tolera.
Que los mantos blancos
vuelan y me circundan,
me retraen de la verdad,
oculta a mis ojos,
de esta vida que pesa
como una sombra de lluvia.
Lavanda que invade
mi sucia sangre,
sucia de sueños
y flores marchitas,
¿De qué servirá que me alce
victorioso y fuerte,
si mis pilares son
de delicado cristal?
Es mejor quedarse
quieto esta noche.
Veamos un amanecer
que nosotros inventemos.
Escribamos con sangre y saliva
nuestras promesas rotas,
nuestros “Te amo” artificiales.
Dibujemos con lágrimas y semen
viejas esperanzas perdidas,
sueños idílicos,
como nuestra tarde de verano.
Limpiemos la bruma
de aquella alta montaña,
lavemos los ríos
impregnados de pronta locura.
Miremos al cielo,
crearemos nuestro propio Dios,
Dios injusto,
Dios cruel,
Dios que nos perdone;
crearemos a quién maldecir
cuando nosotros mismos
nos echemos cobijas de fuego
a los hombros cristalizados en llantos.
Miremos los ojos del cielo,
titilantes y pálidos,
crueles y vengativos;
riamos de ellos
hasta el tierno cansancio.
Invadiremos los pisos de mármol
de nuestro viejo palacio,
visitaremos los hijos ficticios
que encerrados en jaulas de cristal
claman por nuestro regreso.
Veamos a los dos gatos,
uno gris y otro blancamente manchado,
contemplemos sus amarillos ojos,
maullemos su lengua,
acariciemos su vanidad.
Entraremos al alto cuarto
de las torres de luna trenzada,
nos sentaremos en el mármol
invadido de maleza,
maleza de flores amarillas,
de rosas sangrantes y margaritas lunares,
veremos el cielo mutilado
y recordaremos
nuestra cálida tarde de verano,
esperando no morir
empapados de pasado.
Esperando no asesinarnos
ante la locura del dolor
de nuestro corazón roto.
Camilo Aleksey Torres Martínez (Lagos de Moreno, 2003). Desde pequeño descubrí que las letras ofrecían la libertad de conocer y explorar en mundos que a cualquier niño llenarían de ilusión, no sólo como lector. Actualmente estudiante del nivel bachillerato la mayor parte del tiempo lo dedico a plasmar a través de escritos situaciones y sentimientos, unas veces tan banales y comunes, otras más tan esporádicos e intensos. Escritor sin editorial, ambicioso con el futuro y con letras en el bolsillo izquierdo.
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