David Barajas
Nunca hablamos de literatura, nunca hablamos del temor constante pero ambos soñamos con islas olvidadas, de los paisajes breves de tus ojos y de mi absurda preocupación por todo espacio no recorrido.
Un día conversamos sobre los silencios de Dios: coincidimos que aquella niña nos entregó el mundo en su mirada mientras el caos brotaba en la estación de autobuses; sin embargo, la vida le responderá con la tempestad de quien yace sólo en el último rayo de luz
– Quisiera vivir en los ojos de mi madre – me dije, y estremecerme con la esperanza de su tiempo.
….
Todavía no me acostumbro a mirar cara al cielo mientras enfrento la dificultad que implica acarrear tu memoria. A veces la vida se nos presenta como diversos pasados conjugados, cuya proyección se difumina y a veces, pero solo a veces, su forma se asemeja más a un pañuelo blanco.
Comments