Ausencia
Hogar en ruinas para albergar tus miedos
Brillante luna para contar deseos
Silencios largos para besar mil cuerpos
Amor sincero para llorar tus duelos
Miradas tristes para olvidar tus sueños
Palabras duras para negar tu anhelo
Colchones viejos para encender tu sexo
Perpetuo cuerpo para calmar tus celos
Amores viejos para enterrar recuerdos
Semilla seca para plantar tropiezos
Esquiva sombra para cantar a dueto
Garganta dura para encerrar secretos
Caricia suave para calmar el alma
Eterno cielo para matar tus ansias
Saliva tibia para mojar tu almohada
Balcón abierto para esperar la nada
Sonrisa ciega para esconder tu suerte
Canción alegre para entonar tu muerte
Veneno dulce para saciar el hambre
Cerveza fría para probar tu carne
Suenan incesantes
Suena incesantes para llamar al tumulto
y festejar las nupcias bajo el cielo ardiente,
para aclamar el inicio de la procreación
y limpiarnos de pecados milenarios.
Suenan incesantes para llamar al tumulto
y exhortarnos a comer el cuerpo y beber la sangre
del dios humano que se entrega al sacrificio,
concediéndonos un puñado de siglos y pecados.
Suenan incesantes para llamar al tumulto
y entonar la melodía bélica y solemne,
que habrá de reclamar el pan sobre la mesa
y tender los manantiales del nosotros.
Suenan incesantes para llamar al tumulto
que conduce el cuerpo inerte,
para abrir su cama de tierra, llanto y hojas secas
y abrir las puertas del descanso eterno.
Incesantemente suenan las campanas.
Jorge Martínez. (Ciudad de México), 31 años. Egresado de la carrera de Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Dentro de la creación literaria su interés se dirige al cuento, poesía y ensayo.
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