Fui afortunado al verte aparecer cuando cerraba los ojos buscando formas en las nubes
Está en el aire todo lo que te quiero decir y no encuentro. Palabra secuestrada. Te imaginé donde no estabas donde te quería, donde me hacías falta. Me bastaba dar dos pasos para fragmentar en un perfil una sonrisa dos palabras. Aún conservo una caja mágica que proyecta nuestros mejores momentos el palo de agua que uso para regar las plantas Cúmulo del pasado en el que veo un nosotros Fuiste invocada, te besé pasaron por tu cuerpo mis manos, mis dedos. Tu cabello se escurría hacia un lado mientras tu cuello aparecía como promesas de un tiempo pasado aún no vivido para sentirte más cerca, para sentirte. Un estertor nos tomaba. Fui afortunado al verte aparecer cuando cerraba los ojos.
Una persona se vuelve sus silencios
Lo que escribo, no basta,
para descubrir el tallo,
para tasajear la raíz,
para cosechar palabras que cargan ciertos
nombres como frutos.
Mi alma no es cautiva, ni presa, ni depredador.
Mi alma es la palabra de ayer,
la sopa que comimos y el amor
desquebrajado por una nieve que sabe a recuerdos y momentos
que saben a todo
menos a nieve de vainilla.
David Alberto Cerqueda (Morelos, 1989). Ha publicado los poemarios Los días azules (Ediciones Simiente, 2015) y Dulce y Agraz (Ediciones Zetina, 2017). Es autor de la primera entrega de poesía del proyecto digital El Ojo Ediciones (2016) y participó en la antología de poesía morelense: Desde el contorno (Ediciones Simiente,2019 )
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