Andrés Acosta
Antes de ti
solía medir los daños
sin haber recibido el impacto
...
era más de monedas al aire
que de actos heroicos.
Hoy soy de sonrisas, de la tuya;
de sitios inquietos como tu cabeza
cuando hay música,
de miradas océano, como la tuya,
donde nacen
las más bellas
puestas de sol.
Estoy aprendiendo a leerte entre líneas
a trepar por los lunares
de tu espalda,
uno a uno
hasta tu cuello
...
a ordenar tu cabello
con el calor de mis manos.
No sé que pasará mañana
...
si la vida nos sorprenda bailando
en un bar de la ciudad,
o en alguna otra,
con la sensación del primer beso.
Lo que si sé
es que he hecho de tu voz
mi chaleco salvavidas
y de tu pecho mi lugar favorito.
Quédate cerca;
ahuyentemos el frío
con tequila y tabaco,
con besos de madrugada,
de medio día,
...
con la vida entre las manos
caminándola conmigo.
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