Macabra la línea irrisoria
que nos separa de la vida
y de la eterna muerte.
Muerte oscura, llena de vida,
vida que arrebata, más no entrega.
y en el campo de las rosas
Se desenvuelve el cuerpo,
se frota con las fragancias muertas
de los sueños que han volado
cual vulgares palomas blancas.
Uróboros alquímicos
con escamas verde azuladas
que se muerden la cola
con eterno asco.
y yo soy como la muñeca
que llora sangre mientras la desnudan,
mis ojos claman por piedad,
mi boca por más.
¿Cómo se sobrevive
a la eterna desgracia
del corazón exhumado?
Un cráneo eterno
coronado en rosas y rizos
puebla mis sueños,
sueños de desgracia,
de eterno horror onírico.
Mis manos que quieren
alcanzar el humo,
que quieren danzar
sobre tu cuerpo aturdido.
Pero soy tan lejano,
tan eternamente ajeno,
que no me atrevo a hablar,
por temor a pronunciar
mi muerte hórrida.
Fuegos fatuos que danzan,
en la oscuridad de la eternidad,
de una nada llena de todo,
un todo que es nada.
Y los gatos morados que cantan,
canciones de amor, desesperadas,
y yo que me sublevo,
contra esta imagen
que me devuelve el espejo.
¿Soy o no soy?
oscuridad errante,
luz eterna.
Camilo Aleksey Torres Martínez. (Lagos de Moreno, 2003) Desde pequeño descubrió que las letras ofrecían la libertad de conocer y explorar en mundos que a cualquier niño llenarían de ilusión, no sólo como lector. Actualmente es estudiante de bachillerato la mayor parte del tiempo lo dedica a plasmar a través de escritos situaciones y sentimientos, unas veces tan banales y comunes, otras más tan esporádicos e intensos. Escritor sin editorial, ambicioso con el futuro y lleva letras en el bolsillo izquierdo.
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