Andrés Acosta
Duermo con la luz encendida,
la puerta entreabierta,
las ventanas cerradas,
un libro en la mesa y un café tibio;
por si regresas
y te apetece quedarte un rato.
No me despiertes,
me bastará cruzarme con tu recuerdo por la mañana;
cuando recoja la taza vacía y conserve el sabor a ti,
cuando siga arrugado tu lado de la cama
y cada pliegue guarde tu aroma.
Cuando te vayas cierra la puerta,
abre las ventanas
y déjame algo de luz.
Aunque duela, hazme saber que te has ido;
que la guerra terminó,
que la tormenta ha pasado y tú con ella.
…
Que es tiempo de dormir con la luz apagada.
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